Información y relatividad

La información no es tan valiosa como la recreación. Es preciso aclarar que la información es una de las intenciones del sistema mundo contemporáneo para formar al individuo con la pretensión de ofrecerle una seguridad de que todo está ante sus ojos y que no cabe la incertidumbre en un mundo tan comunicado e informado. Precisamente no hay nada más lejos de la realidad, puesto que la relatividad de la verdad y del conocimiento pone en conflicto la comprensión del mundo y fragmenta la interacción en los espacios sociales. Ante ese conflicto ¿qué hace la educación? Si la realidad está fragmentada y no es posible un absoluto de verdad ¿para qué informar? En efecto, las sociedades no tienen conciencia del fin último de la información, sólo reconocen su función inmediata, pero su fin último es la fragmentación. Puede que esta reflexión no sea muy polémica para quien evita ser informado y prefiere el ejercicio de la observación, pero precisamente es difícil escapar de los medios y espacios de información porque hemos creado nuestra conciencia definitivamente en un espacio de información. Más allá de nuestros espacios de información (escuela, noticieros, universidad) se realiza la observación y a través de ella es posible recrearse. Uno de los problemas de la información es que fragmenta y relativiza la conciencia de las personas construyendo una conciencia intolerante y limitada frente a lo que es considerado alteridad. Si no hubiese fragmentación de la conciencia, si hubiese observación libre, no hubiese conflicto frente a lo que se juzga diferente.

Límites de los espacios pedagógicos (fragmento) / Ricardo Barrios (inédito) 


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