Arquitectura: reconstruir el espacio público. / Notas (7)


El espacio público en el siglo XXI es un tema tibio para la arquitectura moderna, pues está el arte para los negocios y el arte para la comunidad. El arte para los negocios es bello por su apariencia pero no tiene base espiritual y no construye tejido humano. Existe la arquitectura sugestiva para la estética y la utilidad, puro deslumbramiento y dramatismo arquitectónico. Pero yo sueño algo menos personal, más comunitario, la construcción arquitectónica de los espacios de reunión y reconstrucción habitacional para la nueva humanidad. Uno debe volver a pensar que la arquitectura prolonga nuestro cuerpo para mantener naturaleza y técnica siempre en armonía, que la construcción no aniquile la naturaleza sino que se re-signifique con la naturaleza. La búsqueda está concentrada en una disolución de lo sólido absoluto, de mayor fuerza con menor peso, y el escandaloso deseo de una casa útil por sí misma para que al hombre le quede más tiempo para aburrirse y ocultarse en sí mismo, su vacío. La arquitectura debe pensarse desde el cuerpo, el medio ambiente y sus climas diversos, porque un cuerpo no necesita solo protegerse del calor y del frío sino también del exceso de artefactos dañinos para la salud. Uno construye como sueña el mundo, y si no se sueña en comunidad la construcción solo será una estatua personal que favorece a la típica voluntad histórica de un rector de la sociedad. No necesitamos líderes, necesitamos amigos que se reúnan para hablar de nuestras nuevas formas de habitar el mundo.


Pero sigo con el diseño de mis sueños, pienso en una arquitectura más biológica que industrial. No quiero reproducir la modernización para contaminar la ciudad sino que pienso que la comunidad debe ayudar a recuperar los espacios públicos para resolver el conflicto entre los habitantes de la casa y del barrio, porque arquitectura no es solamente hablar de arte e ingeniería en cuatro paredes sino hablar con los habitantes y preguntarles: ¿Qué vamos a construir concretamente? 


Notas / Ricardo Barrios T.


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