Diario de escuela: el espacio (1)

Desde el cuerpo, y en todo lo que nos acontece en el cuerpo, se empieza a construir nuestra realidad, nuestros significados, es decir, lo que se vive en el cuerpo es la potencia de lo que se establece como símbolos e imágenes en la conciencia. Un cuerpo negado a su propia realidad no es más que un cuerpo que no está sano y quien vive en un cuerpo negado tiene una conciencia de su vida muy limitada, hecha solamente desde la orientación mental. Es saludable siempre pensar la vida en todas sus dimensiones, desde el cuerpo hasta todas sus prolongaciones, por ejemplo: el espacio. 

Los espacios educativos, lo que se dice y se hace en ellos, condicionan la construcción de la conciencia de cualquier estudiante. El cuerpo, el lugar inmediato donde se realiza la vida del ser humano, está involucrado con medios y espacios de información de manera permanente y no hemos reflexionado lo suficiente sobre el cuerpo a partir de estos condicionamientos. No se trata sólo de una reflexión sobre el entorno, también lo es sobre la conciencia del cuerpo como primer territorio de la existencia y la conciencia del espacio como amplificación o limitación del cuerpo. Los que construyen los espacios físicos donde se hace la escuela deben tener presente las condiciones que necesita el cuerpo para mantenerse sano, vivo y en crecimiento. 

Arquitectura y cuerpo, pensados, relacionados e involucrados entre sí, son la base de toda construcción para el bienestar físico de cualquier tipo de población, para este caso, la estudiantil. Las limitaciones de los espacios para la movilidad del cuerpo y la interacción, las medidas de disciplina que se ejecutan con la fijación de un espacio de acción y aprendizaje, entre otras cosas, son las estrategias de manejo del espacio escolar. Un niño o una niña no necesitan que la disciplina y el reglamento sean la base del estudio, así el estudio es solo prescriptivo y normativo, pero el estudio casi nunca llega a ser exploración y acción libre del estudiante. Para un niño o una niña la disciplina carece de sentido, puede que llegue a asimilar la disciplina a partir de algún adulto que sea su ejemplo pero las solas explicaciones sobre la importancia de la disciplina no les serán suficientes para comprender los motivos por los que se le exige. 

La arquitectura en general y la configuración de los espacios diseñados para la convivencia deben edificar sus planes de trabajo y construcción sobre la necesidad de asimilar como un valor primordial el crecimiento y la salud del cuerpo de cualquier persona o comunidad en general. El espacio vivo desde donde se realiza nuestro lenguaje es el cuerpo, quien se expresa intensamente, como los artistas, ha dado vida a sus significados expandiendo su cuerpo y su conciencia. Es preciso que nuestra vida y la de todos los estudiantes realicen su aprendizaje en espacios amplios sin conflictos o sin situaciones dramáticas. Los niños y niñas, todos los seres vivos, necesitan moverse. Los estudiantes, luego de la jornada de concentración y prohibición del movimiento, necesitan salir corriendo para liberarse de las imposiciones de la disciplina y necesitan un espacio para hacerlo.

Si los lugares donde crecemos y aprendemos no son suficientes para la sana ampliación del cuerpo seguiremos, casi como una realidad inevitable, reproduciendo ideas limitadas y concentradas excesivamente en la instrucción mental y negando por omisión y represión la realidad corporal y sus potentes significados. La omisión del cuerpo en el aprendizaje confunde al pensamiento porque el cuerpo necesita suceder en el aprendizaje. 

¿Si los niños no pueden correr por seguir la disciplina dónde aprenderán a imaginar que están volando?


Diario de escuela: el espacio (1) / Ricardo Barrios T.

Texto relacionado: Diario de escuela: el cuerpo (2)



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