Diario de escuela: el cuerpo (2)

El espacio se piensa, el cuerpo se vive y se siente. Pero no hay espacio sin cuerpo, ni cuerpo sin espacio. Es decir, para que el cuerpo sea tiene que moverse haciendo espacios, las sensaciones también son físicas y construyen los significados del espacio. El cuerpo es una realidad potente y es amenaza (por prejuicio) para toda prescripción rectora del orden. Pero no es definitiva la oposición entre orden y cuerpo. El cuerpo también tiene un orden en sus potencias, es simple y natural: el movimiento. Esto puede parecer carente de profundidad y contradictorio en principio, pero nada más ambiguo y contradictorio que la mente humana que lee en el movimiento desorden y reacciona con miedo para evitar el cambio. 

En el cuerpo se realizan todos los significados móviles, pero no la palabra fija o absoluta porque el cuerpo no es eterno. La escuela reproduce palabras fijas y absolutas, inmóviles, indiferentes a la realidad corporal, y se imponen estas palabras absolutas a través de dinámicas violentas que confunden el pensamiento del estudiante. Las escuelas que se edifican e institucionalizan en el seno de una región que legitima su historia colonial reproducen valores absolutos que condenan toda realidad corporal, limitando la exploración de los sentidos: oído, tacto, gusto, olfato, vista. Una formación integral no es posible si el cuerpo está subordinado a los ideales que reglamentan e instruyen solamente a la mente. Donde la mente construye imperios el cuerpo, olvidado, se hace sombras y tinieblas, entonces emergen los fantasmas de la conciencia que por muchos siglos han trastornado la vida de los seres humanos. La sobrevaloración de la mente separa y toda separación fragmenta el conocimiento, así se limita la razón ante el sentir. 

Nuestro cuerpo ocurre para los otros cuando expresamos las palabras que se dicen con sensación. La educación debe concentrar sus palabras también en las experiencias del cuerpo: la risa, la alegría, la burla, la mueca, el grito, el silencio. Cada gesto es una situación cargada de significados y la búsqueda de acercamiento con el otro, si la escuela no dedica su labor a la realización de la realidad corporal las aulas de clases serán territorios de beligerancia y menosprecio por los sentimientos y valores de cada persona. Una educación que empiece a reflexionar desde y con todo el cuerpo será la carta de navegación para reconstruir un nosotros con los otros, preciso la idea así: si nuestro cuerpo no tiene la oportunidad de realizarse plenamente no podremos involucrarnos sanamente con la comunidad de seres con quienes interactuamos en los espacios cotidianos.

Diario de escuela: el cuerpo (2) / Ricardo Barrios T.





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